Wuhan
Tras otro recorrido en tren rápido por la campiña china aborrotada de cuando en cuando por grandes edificios en construcción llegamos a Wuhan. Su enorme superficie nos creo problemas para encontrar a la persona que realmente fue el motivo de mi viaje a China: Xin Dai, estudiante china que en Madrid convivió conmigo durante cuatro años mientras hacia un master y un doctorado que aprobó con una preciosa tesis sobre la "Traducción al español de los eufemismos existentes en Sueño en el Pabellón Rojo". Daisy (su nombre español) es ya parte de mi familia y cuando se marchó de Madrid me dolió tanto como si lo hubiera hecho mi propia hermana o mi propia hija adoptiva. Al final nos reunimos con ella y partimos a dejar las cosas en el hotel justo al lado de una estación de metro. No sé si ya he comentado que los metros chinos son una prueba de eficacia. Cada 3 o 4 minutos llega uno puntualmente al que se accede cuando se abren unas mamparas que separan los andenes de las vías. La gent...